Por el oeste del término corre de sur a norte buscando el Duero La Ribera en los mapas figura como Ribera de Sobradillo. Nada más entrar en el término de Pereruela, el agua desaparece bajo las rocas a lo largo de doscientos metros en el derrumbamiento de Los Hociles; lugar que desde tiempo inmemorial ha cautivado a los naturales.

Bajar a sus entrañas y pasear por la mítica Chimenea del Diablo, o sentarse en los asientos de roca de la legendaria Sala del Tesoro y fotografiarse sentado, es un privilegio que pocos han alcanzado. Lo mismo que contemplar el desfiladero bajo las aguas. Espectáculo que sólo se da en contadas ocasiones por exceso de precipitaciones y tener previamente el caudal alto.

En medio del caos rocoso, el puente de los Hociles, un paso a modo de calzada permite el tránsito de un lado a otro hacia las partes más altas; donde el hombre habitó a lo largo de milenios, desde el calcolítco a la Edad del Hierro.
A lo largo de su recorrido hay restos de seis molinos harineros.